Existe suficiente evidencia científica de que la exposición al mundo natural es de gran beneficio para la salud física, mental y emocional del ser humano.
De ahí que dentro de nuestros planes y propósitos sea fundamental el hecho de contar con un mayor contacto con la naturaleza y por supuesto con experiencias que permitan expandir la mente y la conciencia. ¡Hace parte de nuestro diseño humano!
Conforme a ello, hemos sido diseñados para recibir la luz del sol, recibir y respirar aire fresco, escuchar el sonido de la naturaleza, el contacto directo con los animales; diseñados para una vida de conexión con el entorno.
La naturaleza es inmensa y digna de confianza, complaciente y comprensiva, tierna y cariñosa; podemos descansar bajo un árbol que nos acogerá sin reparo o escuchar el canto de los pájaros sin temor a mentiras o engaños.
Pero, para que una experiencia de felicidad pueda ser notada por nuestros sentidos, debe ser entrenada para percibir la belleza que nos rodea.
Para entenderlo mejor, te compartimos este trozo de texto del libro, Aulas Felices:
Aquella mañana de comienzos de otoño, me asomé a la ventana y me llamó la atención un brillante resplandor amarillo en la copa de uno de los álamos del jardín, frente a mi casa.
Al contemplar aquel color tan bello, un sentimiento de alegría se encendió de pronto en mi pecho. Al cabo de unos instantes, sonreí y comprendí que la felicidad no solo estaba en las hojas de aquel árbol, sino que albergaba en mi interior, en mi modo de percibir y valorar la belleza. Y sentí un profundo agradecimiento por todos los seres y todas las circunstancias de mi vida que, de un modo u otro, me habían ayudado a cultivar la capacidad de apreciar lo bello y disfrutar de un paisaje.
En estas palabras se describe una experiencia que ilustra muy bien el hecho de que la felicidad no depende tanto de las cosas externas, sino de cómo las percibimos.
Es un hecho que la felicidad y la evolución personal son dos procesos inseparables:
Para ser feliz debe haber una transformación interna que nos permita disfrutar de todo lo que nos rodea.
“La felicidad no se da en la posada, sino al borde del camino”.
Miguel de Cervantes
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¡Esperamos tus dudas y comentarios!
Hasta la próxima.
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